CICATRICES Y la leyenda de la mujer sabia brillante ..
Desnuda frente al espejo no soy capaz de alzar la vista para mirarme a los ojos, me fijo en mis piernas y critico la celulitis, veo como asoma el salvavidas y como de flojas están mis carnes.., si, soy buena para criticarme..
Pero esta vez decido hacer algo nuevo, mirarme con cariño y compasión y ahí veo ese cuerpo que tanto critico, todo lo que ha vivido y soportado.
Me cuesta mirarme a los ojos y sostenerme la mirada sin juicios
Creo que la depresión o efectos psicológicos de ver mis cicatrices se debe a estar mirando más el cuerpo que no a la vida.
La leyenda de “La mujer sabia brillante”
Como toda historia de paz, se comienza por la lucha, por la guerra, como el día que se aprecia después de pasar la oscura noche, la vida nace, después de una muerte.
Estaba nuestra heroína caída a tierra, sintiendo el dolor es su cuerpo herido, paralizada por el miedo, la incertidumbre incluso con la consciencia de la aceptación de no poder hacer nada más que rendirse, entregarse a lo que estaba sucediendo a su alrededor y aferrarse al sostén del lugar en que se apoyaba su cuerpo.
No podía moverse, ni tampoco evitar que se cayeran sus lágrimas, sentía vergüenza, se sentía derrotada, había perdido sus armas, su escudo y la fuerza física de pelear, no podía hacer más que dejarse sostener y ver la vida pasar…
No sabe cuanto tiempo permaneció en ese estado o si al recuperar fuerzas, alguna vez dejo de sentirse derrotada, estaba herida, vulnerable, rabiosa, triste, muy triste..
Se dijo a si misma, “la vida continúa” y a medida que cobraba fuerza se construyó una mascara de fortaleza y sonrisa que en algunas ocasiones ni siquiera era suficiente para sostener la mentira y el dolor que la recomía por dentro, ya no era la misma guerrera, no se sentía digna, es como si estar ahí viva para los que la amaban no era suficiente, alegraba corazones con su presencia, daba calor con sus abrazos, daba alimento con sus comidas, pero para ella no era suficiente, no se lo creía, su alma sufría, se veía defectuosa, en realidad no se veía y ni siquiera se miraba..
Un día se fue al bosque para entregarse a la muerte, para dejarse morir, para acabar con su vergüenza, su peso, su dolor, sus defectos..
Lloraba desconsolada pidiendo a la vida morir, preguntando porque estaba condenada a vivir así, cuando había perdido sus destrezas de guerrera, sus armas de mujer, su escudo protector que la identificaba dentro de un clan y le daba reconocimiento a nivel social.
De repente oye un sonido que le resultó familiar ¿ Era música ? ¿ Cantos? Un tambor ? Desorientada, con los ojos hinchado y aún lágrimas en los ojos, su cuerpo comienza a levantarse e ir en busca de donde viene ese rumor.
Avanza inquieta y curiosa entre arboles, rocas y pantanos, se siente cansada pero no puede dejar de avanzar, siente como ramas secas le cortan la piel, nota su sangre correr por su cuerpo, no puede detenerse, el sonido la impulsa a seguir, no logra frenar, siente su corazón agitado y sus manos se agarran con fuerza para escalar las gigantes rocas, sus pies cada vez mas doloridos y ensangrentados avanzan a paso firme y decidido, el llamado es mas fuerte que todas sus sensaciones dolorosas, acelera el paso, comienza a correr, la música se vuelve más fuerte, se siente cerca y quiere llegar con todo su ser, no entiende porque, pero ya no le importa y avanza, avanza agotada y a toda velocidad y al fin llega a un claro, a un espacio verde, de suave suelo verde de hierba tierna, hay flores de suaves colores marcándole un camino suave, cálido y luminoso y ahí llega hasta un gran círculo, un precioso entorno donde hay una hoguera y una mujer anciana muy luminosa que la espera, se acerca lentamente, sintiendo la brisa suave acariciando su cuerpo, la flores perfumando el aire y notando la suavidad de la hierba, siente un leve temor y al mismo tiempo se siente conectada a esta anciana que brilla e irradia amor, se acerca, la tiene en frente, se siente de alguna manera extraña en paz; con armonía, la anciana le tiende la mano y le da la bienvenida, le dice: “me da mucha alegría verte, te estaba esperando de hace ya un tiempo, veo tu alma de guerrera valiente y orgullosa que ha luchado con sus heridas sin detenerse un rato a descansar y al volver a ti”
– La guerrera dice ¿ quien eres, no te reconozco”
– La anciana, que parecía cada vez mas brillante y que la hacía sentir cada vez más en paz, le
dijo : “Yo soy la vida, tu vida, aquella que vibra en ti pero que tu no puedes ver, porque solo
vez a tus heridas, tus cicatrices”
– La guerrera dice: “No comprendo” – “ Ahora lo entenderás”, dice la vida.
De repente se van acercando mujeres de todas las edades, niñas, adolescentes, jóvenes y adultas, ancianas, todas totalmente hermosas, sonrientes, felices que la miraban con ternura, la saludaban y le daban la bienvenida con cariño y alegría, su belleza era tan cautivadora que no había reparado que todas tenían diferentes cicatrices, algunas el los brazos, otras en las piernas, incluso a algunas le faltaban extremidades, a unas le faltaban los senos y otras una gran cicatriz le cruzaba el vientre, otras lo tenían en el cuello, en la espalda, había muchas cicatrices en todas ellas, pero la luz y la bondad que emanaban de ellas hacía que viera solo sus luces, su alegría, su belleza ..
Había tantas emociones desconocidas y nuevas que no se dio cuenta que poco a poco fueron quitando su ropa, fueron limpiando sus heridas con aguas sanadoras que dejaron las cicatrices expuestas y a la vista, todo eso que llevaba odiando, que le daba vergüenza, ahora estaba a la vista, fue una niña de extraordinaria belleza con enormes cicatrices en su espalda donde una vez habían estado sus alas, la coge de la mano y la guía hasta un remanso de agua cálida y cristalina donde puedo verse con total naturalidad, instintivamente su vista se va a las cicatrices y quiere asomar otra vez la rabia, la impotencia, la vergüenza, pero la mujer sabía se le acerca, se pone detrás de ella, con sus brazos amorosos la sostiene y le dice : cuando ves las cicatrices y te centras en ella y en lo que has perdido, no me ves a mi, que fluyo dentro de ti, no ves el amor que eres y todo los que aun puedes hacer por el mucho, por tu entorno.
Cuando te centras en lo negativo, no ves a las personas que te aman, que te necesitan, que te apoyan, que disfrutan de ti, cuando estas así, no vez tu grandeza, todo lo que haces y todo lo que aún puedes dar, cuando te centras en las cicatrices no te ves a ti, no te horras, no me reconoces, no te respetas y tampoco lo haces conmigo, así que ve poco a poco levantando la mirada y encuéntrate y encuéntrame en tus ojos, ahí reside tu enorme belleza, en ti, en tu alma, en tu esencia, en la vida que soy y fluyo en ti.
Va la guerrera levantado su mirada y se encuentra con el brillo de sus propios ojos, ve como la vida esta en ella, emocionada, reconociéndose, sintiendo la fuerza de la vida dentro de sí, el poder del auto reconocimiento, la profunda serenidad de amarse.
Con esta nueva sensación, la guerrera emprende su regreso, ya sabe cual es su misión y desde entonces ella se volvió la mujer sabia y luminosa que se ha dedicado a poner luz y belleza en las heridas y a enseñar a amar y honrar las cicatrices, a mirarse a los ojos, amar y a dejarse amar, porque para ser parte de la vida y vivir no necesitas más armas y escudos, simplemente que te reconozcas perfecta tal como eres porque tu gran don y poder no esta en el aspecto físico, sino que esta en la belleza de tu alma.
Cuenta la leyenda que creó un universo de diestras guerreras y heroínas que viven en armonía y paz que cada tanto se dejan ver entre la humanidad para revelar su gran secreto de mujer sabia brillante, y que van trasmitido su sabiduría de generación en generación, con infinito amor a la humanidad, iluminando cicatrices y enseñando a honrar la vida a través de ellas.
Honra tus cicatrices, ella cuentan lo valiente que eres !!